martes, 6 de diciembre de 2011

el portalloros

La casa tenía que ser grande. 
No cabían más opciones que ésa, ¿de qué otro modo se podría tener dentro del cuarto de baño un portalloros, como aparecía en la enumeración del mobiliario del contrato de alquiler que acababa de encontrar en mi mesa?
Le di vueltas, me puse boca abajo, y también de costado, lo cambié de forma, de superficie, de años a quien lo mirara, y lo que menos quería era entrar en la casa, o saber dónde caería (perdería mi juego).
Porque, ¿qué aspecto se supone que tiene un portalloros?, ¿acaso tiene uno concreto?, ¿hay un estándar? ... no sé, si fuera para mí tendría que acomodarse a lo que necesitara cada vez, protegerme y desahogar tristeza, gritar y soltar rabia; tiene que ser un invento magnífico si puede servirte en todos esos momentos sensibles tan dispares. Y encima eso es ahora, pero si ese lo que sea está en una casa deberá soportar las lágrimas de la abuela igual que las del crío que no quiere salir del baño porque el pasillo de vuelta  a la cama está oscuro y seguro que lleno de todos los monstruos imaginables de madrugada, y hasta sabrá cruzarte la cara de una bofetada si la cosa pinta de histeria desesperada.

A quien sea, gracias.
Pero ...
... una sugerencia: que lo hagan portátil, que eso de que tenga que estar en el baño no termino de entenderlo, ¿o es que no servirá para los lloros de ventana del dormitorio, o para los disimulados en la cocina culpando a una cebolla que pasaba por allí?

... y una paradoja: seguiré imaginándolo pero no quiero tener uno, pierde interés.






(nacido de una errata)

(o quizá no)


miércoles, 23 de noviembre de 2011

impersonal

Sólo pueden abrirse algunas ventanas de esas grandes cajas de cristal en las que decís que trabajáis, a un vistazo del mismo aire libre que sólo podéis respirar pasando por un portal.
Una noche pasé bajo una de tus horas interminables y sacaste un brazo nervioso desde una planta de las que ya dan vértigo, tirando en medio de la lluvia una bola de papel que cayó cerca de mis zapatos.
Habías escrito algo a mano que tu cabeza quería contarte y tú despreciaste sacándolo de la vitrina en la que ganas dinero. En la caída el agua hizo olvidar tu historia; la abrí y sólo había dejado un borrón de tinta que estirado quedó guardado en un libro, secándose para que ahora sea yo quien esconda letras encima. Robándote la imaginación. Haciendo rehenes de tus ideas.

No voy a devolvértelas 


.

martes, 8 de noviembre de 2011

a hibernar

y las últimas 3 horas y media largas de mis zapatillas (3h 35, para los fans de los numerajos) fueron en la gymkana de Zaragoza (oficialmente llamada maratón internacional)

Resulta que hace 2 años que corrí en Zaragoza mi primera maratón, y la dureza de la distancia me hizo lesionarme en el 35, tenía una rotura de fibras en el aductor y no podía seguir sin hacerme algo más serio, así que paré en un avituallamiento y me retiré, pero me encontré con que el coche escoba no me podía recoger porque "ya había pasado" ... ante lo que pregunté "¡¿cómo puede haber pasado si yo no soy el último ni de lejos?!" (iba para hacer 4h 15 o así) y me dijeron "ah, pues es que ya se ha ido", y no, no tenía la menor intención de volver a por mí, así que me hice al menos 5 km cojeando para llegar a meta y recoger mis cosas con la pierna más jodida de lo que debía. Me cabreé, les mandé un mensaje maldiciendo su estampa, y se disculparon por el enorme error y me pidieron que confiara en que no volvería a pasar algo así y que volviera a correr allí alguna vez.

Con este panorama, crédulo yo, me planté alli este año para quitarme la espinita y correr de nuevo en Zaragoza, a ver si esta vez de verdad aquello parecía una carrera en condiciones ... y siento decir que no, que no me volverán a ver y que no le recomiendo a nadie que corra esa carrera, hay muchas y mucho mejor organizadas. Correr, como cualquier deporte, tiene que ser un divertimento (le pongamos el esfuerzo que le pongamos, todos estamos aquí por disfrutar de nuestro tiempo libre) y en eso no cuadra que lo que percibas en todo el que te rodea sea tensión y mala ostia. ¿Y eso por qué? pues porque no es ni medio normal que nos hagan correr por estrechos carriles marcadoa con conos que suelen quedar en medio del grupo en el que corres porque si sigues a una de las liebres (que para eso están) no te han dejado espacio material para otra cosa ... así que además de pensar en llevar tu ritmo y dosificar, tienes que mantener la atención en no tropezar con conos, con el corredor que ha esquivado uno, te tropiezas con alguno y te cagas en la madre que parió a alguien, o cuando no eres tú el que lo hace es el de al lado, y el de más allá repite que esto es una vergüenza, y ese mismo comentario ya lo has oído unas 20 veces en los 2 km anteriores, y en este plan eran al menos 30 de los 42. Algún listillo dirá "bueno, si sólo eran conos, se apartan o se saltan y punto", ja, ¿y qué haces con los contenedores de basura, las vallas metálicas tumbadas patas arriba, o con las señales de tráfico portátiles cuyos soportes cortantes te quedan a la altura de la rodilla?; yo no vi caerse a nadie (tropezones y sustos sí, innumerables), pero si alguien tuvo la mala suerte de llevarse uno de estos delicados obstáculos por delante, seguro que se hizo un siete de miedo en la pierna. Mucha gente que haya corrido pensará que para qué tanto cono, tanta valla tanto aviso a los que vienen detrás cuando tú has esquivado uno de los regalitos y tanta mierda de carrera, y ahí está otra de las gracias, que ponían todo esto para ceñirnos a recorridos por calles sólo parcialmente cortadas, teniendo en muchos kilómetros los coches a un lado o a ambos (aún recuerdo a aquel voluntario gritando "ahora por el carril central" ... no dábamos crédito, el grupo estirado y coches por los dos lados, y como premio, giro de 90º aun poco más adelante para meternos por una acera (saltando el bordillo, claro) y en mitad del giro un precioso coche granate aparcado y durmiendo la mona). En fin, ver para creer y para no volver, en una martón no puedes tener la sensación de que estás siendo un estorbo para la ciudad y para los demás corredores por los codazos que nos llevamos inevitablemente para dejarnos sitio unos a otros en mitad de semejante desastre ... eso sí, una cosa sí reconozco, cuando ya había terminado y estaba cambiado, vi pasar a 3 km del final al último de la carrera y llevaba detrás un coche de la organización, uno de policía y una ambulancia, parece que algo sí han aprendido, aunque si en una 5ª edición, en plena explosión del deporte popular, sólo consiguen que terminen 860 participantes la "maratón internacional" (el nombre les viene muyyyyyyy grande), es para hacérselo mirar, y parece mentira que quien organice la chapuza sea un club de atletismo.

Por lo demás, la carrera me hubiera gustado hacerla algo mejor, no tanto por el tiempo, que me da bastante igual, sino por sensaciones, tuve bastante bajón entre el 32 y el 38 y eso es algo que tengo que mejorar (luego me recuperé en los 4 últimos, pero váyase usté a saber de dónde me saqué eso). De todos modos, tampoco estaba la cosa para hacer muchos alardes, que con aquello de que corríamos pocos, a un tal "cierzo" se le ocurrió venir sin invitación y parece se que tenía toda la mañana prisa por llegar a alguna parte que no sabía cuál era, así que cuando no nos pegaba bofetadas de un lado, era del otro, y si no de frente, y si no de espaldas ... y tú con el mareo de poner la cara hacia el lado contrario para poder coger aire y no perder el ritmo, que el pesao éste pegaba tan fuerte que si ibas con la cara por delante a veces no te dejaba respirar ... y él buscando a dónde tenía que ir, que se le hacía tarde, y cuando corrimos hacia la expo resultó que se acordó de que él tenía que ir a la dirección contraria ... vamos, que como premio final, casi todo el recorrido de los últimos 10 km fue con viento de cara y a veces parecía que nos quedábamos parados, como si intentáramos trepar un muro, en lugar de correr en llano.


Con todo, crucé otra línea de meta más, ni sé cuántas este año, y en algún momento lo que me empujó ayer a seguirme exigiendo era el pensamiento de que ellas se lo merecían, mis zapatillas, las que tanto me han aguantado en 2 años y medio, desde que me dio por empezar a correr ... que os vaya bonito allá en al cajón ... yo de momento me voy a hibernar y en primavera ya inventaré nuevos retos (hasta entonces, con hacer senderismo, gimnasio, natación, carrera, ciclismo, esquí y alguna otra cosa que se me ocurra, tengo suficiente ... pues eso, hibernar)

viernes, 21 de octubre de 2011

cambio de neumáticos

Hace dos años y algo, en julio de 2009 mi amigo Mario nos invitó a los que quisiéramos a participar en el vídeo musical que iba a grabar con uno de sus temas nuevos de ese momento en una playa de Santander ... el resultado de ese juego fue éste, pero detrás de esa anécdota divertida había mucho más que yo aún no sabía lo que iba a suponer. Una semana antes, llamando a Sebas para que se viniera ese fin de semana al vídeo y a hacer una ruta de mtb en Picos, me dijo que se unía porque de paso ese domingo se apuntaría a correr la media maratón de Cabezón de La Sal. A los 5 minutos de colgar el teléfono le llamé de nuevo y le dije: venga, va, yo también la corro. Y me planté allí con una semana de entrenamiento (nunca había entrenado carrera a pie y por aquel entonces hacía mucho ciclismo) sin saber cómo de largo era un kilómetro corriendo ni cuánto tardaría en hacer 21 si nunca había corrido ni 5 seguidos ... hasta me había tenido que comprar unas zapatillas para correr, que no tenía.

En ese plan temerario corrí mi primera media maratón (mi primera carrera a pie), con los pies que daba pena verlos pero la sensación de que a aquello de correr había que darle una oportunidad ... y seguí corriendo, y lo combiné con mi afición ciclista, y lo acabé sumando a la natación para hacer triatlones. Entre tanto, he seguido con las mismas zapatillas, me han llevado por tantos kilómetros que no sería capaz de contarlos, han pisado distintos países y este mismo año volvieron a Cabezón para hacer la maratón de montaña de los 10.000 de El Soplao (mi día de atletismo más emocionante).

Pero todo tiene un límite, y aunque mis zapatillas siguen riendo a carcajadas cuando salgo a entrenar, me las llevo de viaje o corro algún triatlón o cualquier chaladura que se me haya ocurrido, están agotadas y no las quiero ver deshacerse. Por eso decidí hace poco que la maratón de Zaragoza que correré en 2 semanas será un lugar genial para que se despidan a lo grande, dejen paso a unas nuevas y se retiren a un cajón en el que contar anécdotas de tanto vivido a otros zapatos viejos que aún guardo porque de vez en cuando me gusta que paseen bajo mis pies.

lunes, 5 de septiembre de 2011

arena

Demasiado tiempo sin entrar en ese cuarto. Salir de 'el cost'o tanto trabajo que todo parec'ia servir con tal de seguir respirando fuera. Sin mirar esa puerta. Sin recordar su color o si la 'ultima vez ten'ia bisagras.

Queda nada. Las astillas est'an desperdigadas por todo el corredor asustadas por los gritos que escapaban de dentro.

Una 'unica caja en el suelo rodeado por cuatro paredes que se desmoronan. La tapa abierta, y el munieco de trapo que alg'un d'ia salt'o sobre el muelle que ya no tiene mira pegado al fondo con ojos de no querer volver a hacer reir.

domingo, 24 de julio de 2011

hasta aquí

parece que hasta el neopreno, la bici y las zapatillas tienen aire cansado y una enorme sonrisa porque la última línea de meta ya ha quedado a mi espalda

ha sido un día duro, más que por el recorrido (un medio ironman ya lo es por definición) por las condiciones en que he llegado de cansancio mental; ayer recuperé lo que pude, bajando mi nivel de actividad al máximo, gastando lo mínino, aletargado y concentrándome en salvar la prueba de hoy, el final de mi temporada planeada a destajo, exagerada, como si fuera una única carrera de fondo de 900 km en tres meses por etapas

hoy no era el día para hacer buenos tiempos ni sacar ases de la manga que a estas alturas no me quedan; tampoco tenía más comodines, sólo la fuerza mental justa para ponerme una vez más en marcha y dosificar la energía que hoy llevaba encima (no mucha) para la última etapa que había que disfrutar ; y lo hice, Vitoria es un circuito francamente bonito y para mi gusto bien preparado (y eso que en la natación tengo que haber tardado la tira por todas las veces que me he desorientado con tanto giro y tanta boya), algo que ayuda bastante cuando corres con la reserva

y después de todo, camino del vestuario, de la merecida ducha, han aparecido en mi mente imágenes de todas las carreras, de Lisboa (el primer tri del año), del Ecotrimad (y la tormenta que me causó la hipotermia), de la sorpresa de la maratón de montaña de El Soplao, de la cicloturista del mismo lugar, del pico de forma de Zarautz (el día de mi vida en que mejor me he encontrado deportivamente), de la fatiga de la Quebranta, y de la recuperación hasta donde pudiera para seguir disfrutando hoy con lo que aún me quedara dentro ... no he podido evitar que se me llenaran los ojos de lágrimas ante tanto recuerdo y tanto entrenamiento para salirme con la mía en el reto que me planteé cuando elegí las pruebas que haría este año

ahora toca descansar (entre comillas, ya me conocéis) y seguir haciendo lo que me gusta, sólo que sin exigirme a este nivel ... eso y reírme un poco de mí mismo, ¿seré animal?

continuaré por aquí, claro, pero contando otras cosas ... de momento, gracias a cada kilómetro, esto ha sido increíble

sábado, 23 de julio de 2011

¿desconectado?

La verdad, no sé cómo me siento. Sucede que la carga de curro que tengo siempre el mes de julio me tiene ya frito, queda poco para terminar, pero también supone que llevamos mucha tralla encima.

Hasta ahí ninguna novedad, es julio y ya me lo conozco, sólo que otros años no tenía a estas alturas un triatlón como el del domingo en Vitoria. En el último mes he conseguido recuperar la paliza física de tanta carrera en mayo y junio, pero ahora mismo estoy mentalmente muy cansado, y ni siquiera he sido demasiado consciente esta semana de lo que tengo delante en 2 días, no podía concentrarme en ello con tanto papel y numerito delante el día entero, y ahora tengo que preparar una mochila, el material para la carrera y pensar en descansar para el domingo. Lo que pase entonces es una incógnita, dependerá mucho de que consiga enchufar la cabeza antes de lanzarme al agua, sin chispa mental es difícil que consiga sacar la fuerza que me va a hacer falta (un estado de forma no es sólo físico), y entre eso y que la rabia me lleve a afilar los colmillos y correr a toda caña cabe un mundo de posibilidades.

Pues nada, que en un par de días apareceré de nuevo por aquí para contar cuánto he disfrutado en mi último medio ironman del año ... mientras tanto: intriga, que tiene más gracia

martes, 12 de julio de 2011

el reverso inesperado

Me encanta decir aquello de "no dejo de sorprenderme".

Cuando escribí la anterior entrada de este blog me estaba preparando para unas semanas duras de entrenamiento para evitar fatigas y sacarme algo de la manga con lo que hacer el tri de Vitoria en condiciones aceptables. Sin embargo, una semana después de ese fin de semana de calor seco en Madrid me he encontrado un regalo con el que no contaba.

La ventaja de tener una casa tan grande como la que ya os he mencionado en alguna ocasión, es que puedes elegir a qué altitud entrenar, combinar distintas condiciones climatológicas, sonidos, atrezzo ... y todo sin salir siquiera del patio. Ayer domingo, en medio del fin de semana de celebración de los cumpleaños de dos amigas geniales, el verano en los Picos montó un día muy húmedo de niebla, llovizna y unos 20 grados a las 3, y no me pude resistir a ponerme las zapatillas y salir a "dar una vuelta" al ritmo que mis piernas quisieran ... el objetivo: calzarme una media maratón por amor al arte para abrir el apetito (y si cae algún kilometrillo más tampoco le vamos a decir que no). Con esa idea salí del albergue, camino de la curva de la bolera donde siempre empiezo a correr esos primeros 5 km con pendiente media superior al 10%; un rato largo después estaba en los 1.100m de altitud del Salto de la Cabra pensando en que no parecía que tuviera ni rastro de fatiga, que estaba corriendo como si llevara piernas nuevas; desde ahí empieza el llano que te lleva al Hayedo de la Llama, y luego al de Valdediezma, y en medio de la belleza del simple hecho de correr por esos bosques (un lujo para un madrileño que entre semana sólo puede ver asfalto recalentado), parecía que hubiera cambiado mis zapatillas por patines, y que me deslizara cada vez más rápido. ¿De verdad eran las mismas piernas que las de las últimas semanas? ¿las mismas que 15 días antes hicieron ese recorrido andando (muy fuerte, pero andando, que no estaban para sobreesfuerzos)? Lo eran, desde luego, y lo que ha mediado en la transformación ha sido el acierto de encontrar el ritmo de recuperación activa exacto ... o me ha encontrado el ritmo a mí, tampoco me queda muy claro.

De cualquier forma, entre los veintitantos kilómetros andando de finales de junio con calor, tirándome agua sobre la cabeza con una botella de plástico, y los mismos de ayer, corriendo, con las nubes bailando a lo suyo sólo hay el canto de una moneda a la que he dado la vuelta mucho antes de lo que imaginaba ... así que me voy a permitir un cambio de discurso: ¿en 2 semanas toca Vitoria? ... ¡habrá que liarla!

domingo, 3 de julio de 2011

la última línea

Miro el listado que tengo ahí colgado de objetivos 2011 y sólo me falta el Triatlón de Vitoria, ese epílogo que me inventé por orgullo personal, por la rabia que me dio la hipotermia del Ecotrimad. Sólo es una línea de una larga temporada, pero va a ser cualquier cosa menos fácil. Arrastro mucho desgaste, llegué fatigado a la QH y de ahí ya he salido, pero tampoco soy sobrehumano y mi cuerpo ya lleva una buena encima, así que a estas alturas recupero mucho más lento después de cada entrenamiento y tengo que medir al milímetro cada esfuerzo que hago porque tendría más que perder por un exceso que por quedarme corto.

Mi único objetivo para Vitoria es llegar medianamente fresco para disfrutar, me da igual el tiempo que haga, sólo me estoy preparando para eliminar fatiga y tener allí recursos para divertirme. Me he olvidado de doblar entrenamientos, de hacer más de un deporte algún día, bastante tengo con colocarme descalzo sobre el alambre y fijar la mirada en un punto perdido en algún lugar al que para llegar he de conseguir una locura: eliminar cansancio haciendo esfuerzo, descansar cansándome lo justo, provocarme como hoy corriendo una hora con todo el calor de las 3 de la tarde y conseguir, además de una sudada del carajo, quitarme la carga de piernas que me quedó del recorrido en bici de ayer.

Hoy me he salido con la mía, ya veremos qué pasa en las próximas 3 semanas y si consigo entre tanto no caer en que el alambre que hay bajo mis pies no está sujeto a ninguna parte. Sólo está suspendido confiando en que mi cuerpo sabe cómo se llega a la última línea.

miércoles, 29 de junio de 2011

Off >> On


Desmontar una paradoja de rendimiento físico encierra en sí otro concepto con apariencia ilógica: la solución está en tu psique.

La ventaja con la que contaba era que en casa tengo el genial poder de multiplicar el tiempo, así que soy capaz de pasar allí 2 semanas cuando el resto de mortales sólo han sabido contar hasta 4 de jueves a domingo. Y 2 semanas en casa me bastan para descubrir que la clave estaba en reciclar ... que una musculatura agotada activada de nuevo a ritmo sostenido, sin alardes, sin excesos, como si volviera al entrenamiento tranquilo del invierno, vuelve a reirse a carcajadas

sólo es un cambio de imagen sensitiva

ver dónde escondiste lo que parecía haberse ido de viaje sin contar contigo

cambiar el enfoque, dejar la bisagra oxidada en un secundario primer plano

entender que donde los tornillos quedaron secos puedes inventar espacios para lo que te venga en gana

miércoles, 22 de junio de 2011

Collado Cámara


Ni la ropa se desgarró.


Ni yo me hice poco más que arañazos por cruzar zarzas.


Ni siquiera la tensión del momento me hizo querer olvidarlo y he vuelto a caminar por allí con la mente en varias ocasiones.


Todo quedó en una risa nerviosa, casi un grito de liberación, después de franquear los dos últimos alambres que me separaban de una pradera conocida que me resultó tan parecida a la casilla de seguro de un parchís.


Allí cambió el tiempo. Se fraccionó de un modo inhabitual, irregular, dependiente sólo del caos rítmico en el que latiera mi corazón en mi cabeza, en mis piernas, en la punta de los dedos que tenían que agarrarse a donde nunca se les hubiera ocurrido.


Ocurrió sólo por no saber frenar a tiempo una absurda necesidad (escondida en algún rincón ... tramposa) de quererme demostrar no sé qué. Inútil. ¿Para qué si no necesito medallas, y las medallas no dan vida? http://youtu.be/GMZaoIL9B5M
Nadie que me conociera supo en ese momento de hace un par de veranos que por temerario estaba tan al filo de provocar cualquier locura. http://youtu.be/MT7eqgw_ivc


Atravesando arroyos, escalando sin material, reptando pendientes que te hacen meterte tan debajo de la montaña que pierdes el collado de vista, te desorientas y ni siquiera sabes si tu camino es el bueno, o siquiera si lo había. Lo hubo, claro, si no esto sería demasiado dramático como para contarlo ... pero pasé las de Caín para salir de esa liada en la que me había metido.


Lo cuento ahora porque es posible que mañana viernes vuelva a la ruta que lleva de Tanarrio al Collado Cámara, sólo que esta vez con Miguelo como sabia compañía y conociendo las puertas de entrada y salida de aquel hayedo vertical, que dejan intactas las posibilidades de disfrutar de un lugar tan espectacular, pero evitan todo el peligro que por inconsciente corrí la primera vez; cometí demasiados errores y la montaña no siempre te los perdona.

En fin, ahora os dejo, que mi bus hacia el norte sale en media hora. Cuidaos y no hagáis las mismas tonterías que yo encadené aquel día; tuve suerte, sin más.

Buen rollo, gente, tomadlo con humor http://youtu.be/oBDmAxSFt6A

domingo, 19 de junio de 2011

historia de un vacío

No voy a contar la historia de un abstracto, ni de un concepto filosófico teorizable hasta el infinito (o la nada, según se mire). No, trata sobre un vacío más pequeño (paradoja va) o más tangible (al menos para los deportistas), la historia de un vacío muscular.

Para quienes no la conozcan, la QH (Quebrantahuesos) es una marcha cicloturista de unos 200 km por los Pirineos; dicho así suena a barbaridad, pero la dureza real del recorrido depende en esencia de la velocidad a la que quieras hacerlo. Yo ya he estado allí cuatro o cinco veces, es una fiesta (sobre todo por el ambientazo de público) y para muchos cicloturistas (ciclistas que no cobramos un duro por serlo y hacemos todo esto por amor al arte) es el punto clave de su temporada. Para mí lo fue otros años, quizá cuando casi todo el deporte que hacía era sobre esas 2 ruedas tan finas, sólo que ahora que me he metido en el desparrame del triatlón me he centrado más en otras pruebas y venía aquí a cerrar un ciclo de pruebas y locuras de variado pelaje, sin exigencias más allá de lo que el cuerpo me pidiera.

El tema es que, dentro del respeto que le tengo a cada prueba, siempre caben sorpresas y la del sábado no fue de las más agradables (a priori). Tomé la salida y en menos de cuarenta pedaladas ya estaba mirándome las piernas ... estaban ahí, sí, parte de mí, como siempre, aunque dentro no tenían "nada"; era como si durante la noche alguien hubiera venido a robármelas y las hubiera sustituido por otras de apariencia idéntica, pero fabricadas en corcho. Duendecillos y enanos de mala intención aparte, la realidad es que la versión en corcho de mis patas la fabriqué yo mismo al dar todo lo que tenía en Zarautz. Una semana es poco tiempo para recuperar al final de una temporada concentrada en 50 días, y más si duermes poco.

¿Y qué haces si en la salida de un recorrido que conoces perfectamente te encuentras vació de fuerzas? Ahí caben 3 opciones: la primera es sólo teórica, dar media vuelta ... ni de coña, no me gusta rendirme sin lucha; la segunda: no medir, tirar de orgullo malentendido ... y acabar deshecho a mitad de carrera, es decir, un sinsentido, y el absurdo sólo me interesa como estilo humorístico. Me quedaba la tercera: convertir la etapa en un baile lento con mi bici, en el que el ritmo lo marcara sólo la cabeza si las piernas no podían; la pega de estos esfuerzos de concentración es que te agotan mentalmente, pero si te sales con la tuya bailando un vals de ocho horas en un escenario como los Pirineos, merecen la pena el divertimento y el disfrute cuando la mano te ha repartido cartas tan malas.

Ahora me parece que me he ganado un descanso antes de afrontar de aquí a un mes el Triatlón de Vitoria, así que me marcho el puente a las montañas de los Picos, a casa.

... Eso sí, antes no me pienso perder pasar la noche del martes timando al tiempo en el estrenaken de Ron Lalá en el Alfil ... ¡a pinchoooooooooooooooooo!

martes, 14 de junio de 2011

el que ríe el último ... es el mismo al que veo siempre al otro lado del espejo

Se ríe satisfecho porque es quien más sabe de mí. Parece que me estoy mirando, sólo una imagen reflejada, pero no es así, el que está enfrente es mi yo interno, que me examina para ver si sus sensaciones están bien interpretadas y echadas a crecer, y pocas veces falla; es el dueño de mi conocimiento, mi salvaguarda, es mi conciencia sensible y nunca dejo de sorprenderme cuando leo lo que me va dejando en los segundos en que le da por elegir que es su hora de aparecer en escena.

Son muchos años como para no entenderlo, así que suelo saber a qué atenerme. Cuando el domingo que estaba en Oyambre me hizo mirar al este acababa de encender los motores que llevaba meses puliendo, aprovechando la energía que yo creaba en cada entrenamiento. Me hizo mirar hacia allí para decirme que estaba listo, que confiara, que creyera en mí, y como muestra me dejo ese nervio de los grandes días, el que siempre tengo antes de las pruebas que me salen realmente bien, sólo que esta vez, por la relación de amor-odio que tengo con el agua desde pequeño, la empresa tomaba tintes muy serios, tocaba empezar un triatlón nadando más distancia que nunca, en el mar (por primera vez) y encima era el Cantábrico. Tanta tensión requirió que el nervio del día antes de la prueba fuera el nervio de la semana antes de la prueba, y todo el mundo me lo notaba. Me hormigueaba el cuerpo entero, las piernas se me llegaban a poner histéricas (sólo me faltaba ponerles collares y una correa para poderlas sujetar mientras andaba o permanecía sentado en la oficina). Todo estaba listo en el punto deseado y lo sentía tal cual, pero por prudencia no quise decírselo a nadie, que uno no es infalible y siempre se puede cruzar cualquier cosa que trunque el destino de las buenas sensaciones, de la sostenida intensidad creciente que pide que den la salida de una maldita vez, sin miedos, con respeto, pero con ganas de morder el tiempo que transcurra hasta que una línea de meta me dijera que lo había conseguido.

Para escribir sobre esto he necesitado dejar 2 días en que los recuerdos y los sentimientos del sábado se asentaran y supiera entenderlos. El triatlón era por la tarde, así que me levanté con calma a eso de las 8 y media, desayuné y me fui al tren que me llevaría de Lasarte-Oria a Zarautz. Recogida de dorsales, charla, vistazo a las banderas rojas de la playa, comida en un parque del centro del pueblo y a preparar los boxes para las transiciones. A eso de las 2 ya cogíamos el bus que nos llevaba a la salida en Getaria, probé el agua y me pareció que estaba de escándalo (la adrenalina me impedía tener frío ... o eso, o me había mentalizado tanto para no achantarme por el agua fría, que la realidad me pareció superada). Bocinazo a las 3, salida, tres pasos sobre la playa y a nadar lo que hiciera falta (pero no podía hacer falta nadar más de una hora, o no habría premio).

Nada más entrar en el agua, quizá por semejanza formal o por evocación conceptual, apareció de nuevo el del espejo, que lleva toda una vida estudiándome y sabe que era el momento de exhibirse, de poner encima de la mesa el aprendizaje de momentos de agobio como el de Lisboa. En el Cantábrico no había sitio para dudas, sólo para concentrarme en el ritmo de las brazadas, en limpiar la técnica todo lo posible, y no sacrificar ni en broma un solo milímetro cúbico de pulmones por llenar de aire mientras la mirada se te va a los espectaculares acantilados, y por vaciar cuando vuelves a sumergir tres cuartos de cabeza en el mar. Tampoco caben dudas cuando la distancia entre los participantes se estira y cada vez ves menos gente ... los demás están en su lucha, tu batalla sólo tiene un contrincante, un reloj que no puede llegar a 1:00:00 antes de que vuelvas a pisar la arena de la playa. Ayuda tener contactos que se han encargado de prepararte un día de sol y poco viento, pero al fin y al cabo la marea está bajando, por lo que luego te contarán parece que lo está haciendo con bastante resaca, después de todo el reloj sólo entiende de transcurso de tiempo y a ti sólo tiene que preocuparte no permitir que te venza una máquina que cuenta al revés (el tiempo en modo "vaso medio vacío").

Cuando vuelves a pisar en firme te sientes algo mareado y necesitas hacer la transición en boxes con un poso de calma para no tener el cuerpo atravesado por el zarandeo de las olas. Cogí la bici con rabia, si me habían dejado seguir era porque el corte de la hora no me había pillado en el agua, y ya necesitaba ir a cuchillo a por la siguiente etapa, que encima me había propuesto el órdago de correr sin contemplaciones hasta donde llegara la energía, y eso requería que las piernas se llenaran de sangre enseguida y la fuerza de nadar en la genial tensión de lo desconocido se tradujera en watios sobre ruedas.

Si la natación había sido una gozada, el sector ciclista a caballo entre la línea de costa y el monte que se empeña en llevar la contraria a lo plano, el verde contra el azul, prometía y no defraudó. Todo era puro disfrute, ni un momento medio malo, esfuerzo a saco, pero siempre con sensación de potencia, de poder seguir mordiendo segundos apretando un poco más ... y en éstas llego la siguiente incógnita ¿correría bien los 20 km finales por primera vez en un triatlón? (en el Astromad de septiembre la dureza, el calor y mi bautismo como triatleta me obligaron a hacer la mitad (las cuestas) andando, y en Lisboa la última vuelta se me hizo eterna, con las piernas tan pesadas).

En cuanto bajé de la bici ya me sentía bien, no tenía que esperar ni 100 metros para poder soltar las piernas y correr cómodo en la exigencia que me estaba poniendo (a ver, no soy buen corredor, así que mis tiempos nunca son para tirar cohetes, pero 5 minutos por kilómetro me parece bastante decente para mí en estas pruebas). Por si fuera poco lo que ayudaba el buen rollo del día, el haber superado la natación y la bici con fuerza y con reservas suficientes para el último sector, en Zarautz tienen la sana costumbre de hacer un circuito precioso en el que vuelan los kilómetros que corres junto al mar y, sobre todo, vuelan los que haces en el estrecho pasillo que te deja el público al cruzar el pueblo (y las manos de los niños, que quieren chocar con la tuya sin importar que seas el primero o el último ... es su ilusión); todo el mundo grita tu nombre (va escrito en el dorsal), y aceleras sin darte cuenta porque somos puras emociones, nos pongamos como nos queramos poner.

Llegan el 17 y el 18 sobre los tablones del final de la playa, con un reflejo del sol en el mar que no ves cualquier día (quizá no por él, quizá sí porque tus ojos no serán los mismos que los de hoy), del 19 ni te enteras, saltas a tocar el cencerro del último paso por las callejuelas peatonales de Zarautz, giras en la plaza y te permites el lujo de esprintar los últimos 100 metros en que ni un bache puede evitar que te lleves tu premio tan pequeño y tan enorme, levantar los brazos al cruzar la línea de meta http://atletismoatope.diariovasco.com/videos-atletismo/carrera/triatlon-zarautz-hombres-2011/100/canas-costa-rafael/71144.htm

5 horas y 19 minutos para no olvidar (por segunda vez en esta temporada: en la maratón de montaña del Soplao por el día inesperado; en Zarautz por el día perseguido), para acordarte de cada persona que te mandó apoyo y que seguro que en algún momento del sábado se acordó de dónde estabas y de cuánto valor tenía para ti.

Y una última línea para darle las gracias en especial a Ángel (Tortuga Humana) por esa idea que tuvo hace un año y una semana de proponerte que te metieras a hacer triatlones ... "eso sí, cuidado que engancha"

... y tanto

lunes, 6 de junio de 2011

contradicciones que te recuerdan que es la hora

Es curioso pensar que la casa de uno es un concepto más emocional que tangible, es una cuestión de sentimiento, no un espacio que podamos poseer ni definir. Como desde pequeños nos educamos en dibujos de pared rectangular y tejado triangular (todo ello en 2D) la idea necesita una ubicación espacial, aunque quizá no unas fronteras definidas. En mi caso, vivo la aparente contradicción de que mi casa no es el lugar en el que vivo. De hecho, cae a unos 500 km de Madrid, en una aldea de los Picos de Europa: Bejes; y por la misma definición de casa, ni siquiera me puedo quedar con las paredes del albergue o los límites del pueblo, mi casa sólo tiene la frontera de mis sensaciones, de las que siento cuando estoy allí ... por eso necesito ir de vez en cuando, a cargar energía. Lo hice el finde pasado, estuve en casa para hacer un intermedio en la temporada salvaje que me estoy enchufando, recargué pilas y vuelta al ritmo habitual. Como paso intermedio (más abajo veréis hacia qué (no lo sabía del todo ni yo)), este sábado me planté en Cabezón De La Sal, como hace 2 semanas, para correr los 10.000 Del Soplao, sí, como hace 2 semanas, pero esta vez era para la cicloturista de 220 km; lo mejor del día, sin duda, recuperar piernas de bici (yo me entiendo), rodar por una zona que me encanta y por la que tanto entreno (sobre todo en verano) y rehacer los últimos 4 km de la carrera de hace 2 semanas ... esta vez iba en bici, pero el buen rollo seguía estando ahí, y hasta parecía que mi sombra seguía sonriendo, así que todo a pedir de boca. Sin embargo, hablando de contradicciones, lo más llamativo no fue lo del sábado, sino lo de hoy, lo del día de descanso activo en el que me he ido a correr a la Playa de Oyambre para soltarme un rato después de la carga de ayer; he parado en el punto de encontrarme cómodo y nada cansado, ese runrún que te deja el nervio dentro hasta la siguiente ocasión; y me he descalzado, he metido las piernas en el agua del Cantábrico (fría, claro) me ha dado por mirar hacia el este, y en ese momento me he dado cuenta de que en mi inconsciencia, estaba poniéndome en la situación en la que me encontraré el próximo sábado en Zarautz: estaré en la playa de Getaria, tendré un número pintado en brazos y piernas, llevaré gorro, gafas de nadar, neopreno, y debajo el integral de triatlón, porque después de los 2,5-3 km que me separarán a nado de la playa de Zarautz (sí, la que estará allí, al este), todavía me quedarán 80 y algo de bici y 20 km de carrera a pie ... siempre que llegue a esa playa, esa que miraré hacia el este, antes del cierre de control una hora después de la salida. Sólo hoy, en un momento de relax, he sido realmente consciente de que en 6 días me enfrento al gran reto del año. La paz contra la presión. Mi apariencia calmada contra todo lo que tendré que explotar desde dentro para cruzar la meta sonriendo.

martes, 24 de mayo de 2011

estoy Soplao


Dos dedos en la sien y el pulgar en el apoyo del pómulo. Sin darme cuenta estoy mirando al mismo lugar en que me quedé heñado hace una semana. Sigue pintando oscuro y no sé si es la imagen que guardo en mi cabeza o e engaño de una coincidencia; sólo que ahora el hormigueo que traigo en las piernas sentado en el bus me dice que en el mismo sentido en que me sentí tan derrotado me hice más fuerte.

... jajajaja, me parto, si es que cuando me pongo trascendental soy la pera. Que no es coña, que lo del párrafo anterior lo escribí según se me vino a la cabeza el viernes en el viaje hacia Cabezón, cuando pasaba cerca de Buitrago.

Como dice Jon, tengo una pirada ... jajaja.

Venga, va, a ver si nos aclaramos:
> Definición de maratón de montaña, maratón trail o como carajo se llame esto: la torta y media de kilómetros a recorrer al estilo "tú mismo con tu mecanismo", anda, corre, usa las manos, pero bajo ningún concepto te dejes cegar por la euforiahasta el punto de gritar "¡yo esto me lo hago con la ...!" (mal, dolorosísimo, no la tienes de hierro y es insustituible).

> Especificaciones de uso si la astracanada descrita sale y llega a Cabezón de la Sal, discurre por la Sierra del Escudo y responde al nombre de Los 10.000 del Soplao: póngase usté ropa cómoda para correr, zapatillas que aguanten 46 km y no resbalen ni en el techo, bastón ligero, babero, y tenga preparados en meta tobillos y rodillas de repuesto (porsiaca).

> - Una pregunta, Sr. Cañas: ¿tenía idea de que era ése el tipo de carrera al que se había apuntado para el sábado?
- Pueeeeeeees ... no
- ¿Ergo?
- Estoooo ... yooooo ...
- Responda, carajo
- Padezco un extraño mal
- ¿Cuál cosa?
- Invierto el orden lógico: primero me apunto a las pruebas y después pienso en cómo resolverlas
- ¿Y si no sabe lo que se le viene encima?
- ¿Ah, casos de ese pelao?
- Sí
- ¿Como cuando en el desayuno del sábado te dicen que el cálculo para el primero es que llegue en 4h y media?
- Uno así
- Ahí sólo queda mandar a la mierda todos los fantasmas, y confiar en tu fuerza y en tu coco te planten lo que te planten por delante ... y a divertirse
- Suena a temerario
- Equilibrista. Con red
- ¿Y el premio es?
- 6 h y tres cuartos de salvajada, cada metro, salto, paso, cada charla, y la última bajada pindia "sobrevolando" el pueblo, con los pelos de punta y alguna lágrima de emoción, compartida con un colega, Toño, y ganada a pulso por tus patas, que se han portado a un nivel increíble, ni medio mal gesto, ni media mengua de intensidad desde la salida. Venganza cobrada. Carrera para el recuerdo y para repetirla cada año. Territorio Berrako

miércoles, 18 de mayo de 2011

hasta que mi cuerpo me paró

ésta es una historia triste, de un querer, de empujar hasta con las pestañas, para no poder

Bueno, es triste para mí, quizá el único decepcionado con todo esto.

El sábado tocaba liarse la manta a la cabeza y enchufarse un triatlonaco del carajo, como pintaba que iba a ser el Ecotrimad. Después de lo sucedido ya me da igual que la natación la hiciera más cómodo que nunca, tan controlada que no me reconocía (1 min. menos que en Lisboa), y me da igual que en la bici fuera sobrado de piernas, reservando la traca para la carrera a pie.

Da igual porque no llegué a correr.

Terminé la primera vuelta de la bici echando un ojo a la gente con la que me cruzaba, picándome para cogerles en la segunda ... todos los colegas me llevaban ventaja porque nado más lento y lié una digna de mofa en la T1: fuera el neopreno, me calzo las zapatillas de bici, casco, gafas, crema para el sol (si llego a saber la que se iba a liar ... ), salgo corriendo con la bici ... pip, pip, pip, piiiiiiip, pip ... y me freno en seco delante de la alfombra de control del chip ¡¡¡no llevo el mío!!! ... hala, pues a correr de vuelta a mi cesta y encontrármelo pegado al neopreno, jajajajajajajajaja.

Y al inicio de la segunda vuelta de bici se acaba el chispeo y me meto de lleno en la tormenta ... diluvio, granizo, el horizonte desaparece en la negritud del cabreo de los cielos, y por debajo se cuela un viento helador que me acabará destrozando. Aguanta mi cabeza, puedo mentalmente con el frío y con la impotencia que genera el viento, y trazo las curvas no sé ni cómo, entre el agua y una tiritona creciente que me hace pensar que en cualquiera me salgo recto y me hago mierda contra lo que sea ... pero qué más da, mientras haya fuerza no voy a parar, por jodida que se ponga la cosa. Con lo que no cuento es con que me ponga tan mal que sea incapaz de moverme. Llegando a la segunda presa que cruzábamos en el circuito (no recuerdo el nombre, perdonad) veo que se me están bloqueando las piernas, que ya también ellas, que deberían estar calientes por el esfuerzo, se están sacudiendo con la tiritona ... la cosa está fea, solución de urgencia: 39x25 en un llano, pasando encima de la presa, intentando evitar los calambres imparables, pero no consigo dar ni media pedalada, el mero movimiento de las piernas me las contractura desde los tobillos a la cadera ... joder, en menos de una hora de tormenta brutal me he quedado paralizado y sólo me queda un movimiento por hacer, sacar el pie del pedal antes de que se me acabe la inercia y caiga al suelo como un saco, y poder pararme por mis medios antes de que los calambres me rompan de dolor. Lo que sigue es otra hora tiritando (que ya es algo mejor que las convulsiones que me contaron que tenía cuando me paré), con calambres que amagan incluso estando quieto, maldiciendo de rabia dentro del coche de la Guardia Civil que me saca de la carretera para devolverme a Riosequillo, ese sitio que abandoné un par de horas antes con sol y calor y ahora es un campamento de triatletas rotos por el frío y cubiertos de mantas térmicas ... los derrotados de la jornada, a los que no nos consuela pensar en si hemos cometido algún error grave o es cuestión de suerte el que otros puedan seguir cuando a ti te ha parado tu cuerpo, cuando tu cabeza quería seguir

... a mí al menos no me consuela, tengo el orgullo herido, muchísimo, y reconozco dentro de mí una sensación que puede ser un arma de doble filo en los 46K del Soplao de este sábado: mis piernas tienen sed de venganza ... y esa bomba me puede hacer volar igual que puede dejarme roto en el kilómetro 17 en algún lugar de la montaña cántabra pasado de revoluciones

confiaré en mantener un punto de cordura sobre la explosión controlada que planeo para el sábado ... ya os contaré si lo consigo o no. Hasta entonces, gracias a todos por estar ahí siempre, y mis reverencias a los Berrakos que terminaron la salvajada en que se convirtió el Ecotrimad ... los demás lo intentamos dejándonos el alma, pero esta vez no fue suficiente

miércoles, 4 de mayo de 2011

102

Me levanto, son cerca de las 6, hora de desayunar, echar un ojo al tiempo de fuera (no nos conseguimos librar de la lluvia, pero a estas horas aún teníamos la esperanza) y bajar a desayunar más calmado de lo que esperaba. Vuelta a la habitación, cogemos todo lo que necesitaremos en la prueba y nos bajamos a la “transición”, ese sitio donde los volados que somos preparamos la bici, el resto de cosas que iremos usando en cada sector, y nos ponemos el neopreno para meternos en el agua y empezar este jaleo, que ya va siendo hora … se acercan las 8.

Al agua, suena una sirena y a nadar … agua salada, golpes porque no cabemos, parecemos los peces del estanque del Retiro cuando les tiran unos gusanitos y trepan unos encima de otros. Agobio, angustia, me falta aire, hasta se me cruza la idea de levantar un brazo y pedir que me saquen de ahí … pero antes de eso recuerdo que ya no soy el crío que le tenía pánico al agua, a meter la cabeza, a nadar … no, ya no soy ése, me concentro en llenar y vaciar los pulmones de aire y coger ritmo. 40 minutos, lo que había predicho el día anterior. Al final de las 2 vueltas nadando estaba tan a gusto que me dio pena terminar el sector y tener que coger la bici.

Lo hice, claro, y según daba la primera curva estaba gritando un ¡vamoooooos! que me salió del alma. La etapa de la bici guardaba sólo la sorpresa del viento y el alivio de un repecho puñetero que le daba un punto de diversión a tanto llano. 2 horas 52, y vuelta a pensar en el siguiente escollo, correr.

Salgo de la segunda transición frenando la cabeza, necesito calma para no desesperarme por tener las piernas adormiladas después de tanto pedaleo. No me siento para muchos alardes, la última vuelta al circuito de la carrera a pie se me hace un poco larga, pero al final la media maratón está hecha y 1hora 46 es un tiempo bastante aceptable para mí.

Como inicio de temporada salió genial, estaba justo de forma, lo que quería, y aun así me permití un tiempo mejor de lo pensado en el primer medio ironman de 2011 (“hombre de latón” según mi hermano; traducción brillantísima).

Lo importante al final resultó ser otra cosa, sacudirme un miedo que quiso incordiar apareciendo en el peor momento, dominarlo, crecerme y terminar el triatlón sintiéndome del carajo. Es mi victoria. Qué menos que cerrar el puño de rabia cuando cruzas la meta.

… Ecotrimad, ya te estoy esperando con el cuchillo entre los dientes.







miércoles, 27 de abril de 2011

señoras y señores ... que empiece el baile

el domingo me quedé con la sensación de llegar a casa pidiendo más leña, no sé cómo carajo lo hice, pero llevaba 6 horas y media pedaleando solo, sin seguir ninguna rueda, únicamente mi bici, mis piernas y el maldito viento de cara en más de la mitad de la etapa ... y llegué con más fuerza que cuando salí de casa

y en éstas me planto con el nervio en el cuerpo mirando a Lisboa, la línea de salida de la temporada más dura que me he planteado hasta ahora. La idea es llegar justito de forma para ir creciendo en mayo y estar a tope a mediados de junio. Es la hora de los viajes, los objetivos entre colegas y para uno mismo ... quedan atrás los meses de entrenamiento para el largo plazo, ahora toca correr de verdad y, sobre todo, divertirme a saco

para quien quiera ver cómo pasan estos 50 días de reto, aquí estaré contándolo de tanto en tanto

por ahora: miércoles, jueves, viernes ... 8 horas del sábado y dorsal 102 ... que empiece el baile

lunes, 18 de abril de 2011

6

con tu permiso, Álvaro Tato

El traje a su percha y las babuchas a sus pies; con ellas se anda mal por la ciudad, pero todo sea por el uniforme, sólo suyo e incomprensible para cualquiera; ninguno de ustedes susurra las aceras como él lo hacía.

Una mano al bolsillo, una libreta; la otra, una pluma y a intentar contar de nuevo la historia que nunca conoció: Tela de nique barbados. Título obsesivo, la frase escuchada por descuido a un pirado después de las 12. Nunca dejó de sonar en su cabeza para no conseguir explicarla. Siempre le vencía.

Caminaba ciego por la calle sólo con ojos para el papel, sólo con oídos para sus babuchas lazarillas.

Cenaba cuando perdía, guardaba la pluma y comía despacio, a bocados muy pequeños, algo frío que sujetara con la zurda. Paraba sus pies y volcaba su tristeza paralizado en la hoja que aquella noche había quedado inservible.

Su absurda rutina le hundía cada noche un poco más, le había dado un nuevo mordisco al resto de su vida. A veces se arañaba la cara, harto de sí. Obsesionado, había ido alejándose de su familia, de sus íntimos, de sus amigos, conocidos nunca tuvo – o todo o nada – y su timidez no le permitía mirar a una mujer a los ojos. Se apartaba del mundo – porque tampoco sabe responderme -.

El martes rastreó su explicación rodeando la verja de un parque; sólo encontró un espejo. Estaba roto y mirarse allí le hizo gracia, pisaba su imagen rajada y se reía, se reía de aquel truco, de su desfiguración, de que el ruido del cristal al partirse le sacara un instante de su abstracción.

Por miedo no volvió.

El jueves sí y gritó ante una mujer desnuda, sus pechos tras las babuchas, abrió un par de veces la boca, pero ni dentro ni fuera del espejo hubiera podido alguien escucharle.

Imposible asomarse de nuevo allí. Al menos durante dos semanas en que las páginas perdidas se teñían con la tinta decolorada por sus lágrimas.

La vio con gafas y escribió en rojo; separó los pies y cada noche la libreta se le escurría al suelo; prometió vencerse gritando el título tras haberse atrevido a besarla. Y con el corazón muerto quiso entender la razón de que la belleza quebrada dejara de aparecer allí junto al parque. Amó el vacío. Esperando. Suplicó a la nada que le devolviera un cabello.

Arrodillado el lunes la volvió a encontrar pero bailaba abrazada a una sombra de pelo largo que al día siguiente lo tendría corto – y pasado mañana hará trenzas con mi pavor, te odio y me quedaré para perderte, pero nunca del todo -. Tiró la libreta sin preocuparle dónde; daba igual, ya reconocía que aquella frase no la oyó realmente nunca, de igual forma que años más tarde se alejaría del parque entendiendo que el espejo jamás estuvo roto. O se había obligado a pensarlo. Estaba perdido, sin conciencia no es posible saber y la conciencia no puede escucharse si hay cualquier ruido. Quizá ni un susurro de babuchas.

¿y si hoy ... ?

¿y si hoy corro a tope, a probarme? ... ¿o completo mi fin de semana de descanso corriendo con calma? ... bueno, no sé, salgo a lo que me apetezca sobre la marcha, que siempre sale bien

éstas cosas me rondaban esta tarde por la cabeza antes de ponerme las zapatillas, y la solución fue que me lo tomé con calma, o eso creía yo, corrí dejando mucho tiempo los pies en el suelo, amortiguando pasos, evitando golpes en las articulaciones ... ese ritmo con el que podría correr 1, 2, 3 horas, yo que sé, las que me diera la gana

y si encima cuando llegas a casa ves que has tardado lo mismo que hace un mes cuando corrías con sensación de haber hecho mucho más esfuerzo, te muerdes las uñas esperando a que empiece la temporada

esto va a ser divertido, muyyyyyyyyy divertido

domingo, 3 de abril de 2011

descontando fines de semana para ...


... pues diría que para Lisboa, pero la realidad es que los estoy descontando para la temporada brutal que me he planificado, y ahí Lisboa es sólo el principio

estos entrenamientos ya son cosa más seria que los de hace un mes, hay que irse poniendo a punto y probando límites, y con esa idea se me ocurrió combinar una etapa de 170 ayer en bici (sin ir a saco, pero 170 al fin y al cabo) con la media maratón de Madrid de esta mañana

lo más importante, aparte de coger rodaje ayer (que he tenido la veló muy descansada este invierno) era correr una media maratón con las piernas cansadas del día anterior; lo de menos era el tiempo (aunque siempre te picas con el reloj), la clave estaba en las sensaciones de mis piernas, y de ahí me he quedado contento, corriendo bastante fluido a 4:50 el km (1:41:56 al final; sólo 3 minutos más que la media que corrí fresco hace 3 semanas), con menos chispa que si corriera descansado, pero sin pesadez

siempre te pides más, sin ese punto de exigencia nunca te meterías en este mundo, pero también hay que ser consciente de cada momento, y en éste tengo más cosas de las que estar contento que de las que quejarme

... 3 fines de semana más, y el 30 de abril empieza el lío: 50 días con el cuchillo entre los dientes

sábado, 26 de marzo de 2011

a las 9

Salía de la estación, pero no por la entrada de viajeros. Tranquilo. No iba con prisa, hasta que vi la rueda de ese bus echando humo mientras derrapaba hacia el enorme boquete del edificio por el que pretendía entrar. Era la trasera, y cuando apareció la delantera, contravolanteada por el conductor, yo ya estaba pegado a la pared contraria intentando evitar que me arrollara, vete tú a saber por dónde iba a acabar pasando esa mole descontrolada. Siguió derrapando cruzándose en la entrada y terminó dándose de plano contra la pared que yo tenía enfrente, pero no sonó el golpe, ni se rompió nada, sólo continuó adelante despacio, camino de la dársena que le tocara. Pareció que sólo a mí me extrañaba aquello y que el bus fuera tan alto, morado, tan estrecho (no cabía ni un asiento, imposible) y con un remolque blanco sin ventanas con un letrero azul que no leí. Me di la vuelta y un tipo alto, paticorto, con cabeza de muñeco de trapo calvo de ojos grandes, claros, me miraba reprochando mi cara de asombro; detrás de él otro, también de negro, tenía el mismo gesto que no cambiaron cuando pasé a su lado. Me estaba marchando a alguna parte que no recuerdo, o quiza nunca lo llegué a saber.
En mi cama me empecé a desperezar y a remolonear todo lo que no puedo otros días; la verdad de todo es que ya era sábado.

martes, 22 de marzo de 2011

¿cuándo empiezan a ir las cosas bien?

pues a ver: te plantas un sábado y sales a entrenar con gente que tiene muuuuucho más nivel que tú, aguantas como puedes el sector de bici y la carrera a pie probando el circuito del Ecotrimad, luego te levantas el domingo y sales a correr antes de irte a la sierra a pegarte un pateo larguito de 8 horas y no precisamente despacio ... y en esto llega el lunes y te levantas mejor que lo que estabas el viernes antes de la bonita paliza de 2 días, en lugar de sentirte cansado; sí, creo que es ahora cuando las cosas empiezan a ir bien

y esto sólo es el comienzo

miércoles, 16 de marzo de 2011

primer test

con esa idea me planté en Ciudad Universitaria el domingo para correr mi primera media maratón del año; la verdad es que el invierno he estado entrenando sin mucha prisa, que la temporada que me he propuesto es de órdago y prefiero llegar corto de forma, que si no terminaré agotado y ése no es el plan (sí, ya, con lo de entrenar con calma a algunos amigos les va a dar la risa ... y otros hasta se preocuparán por si no llego bien a todos los objetivos del año, pero es que no se puede tener a todo el mundo contento,jeje)

el caso es que en la media no tenía mucha pretensión de hacer buena marca, sólo de correr con intensidad, evitando bajones o sofocones de más ... vamos, que la idea era controlar ritmo de carrera, terminar fácil y a partir de ahí a crecer en los próximos meses; lo dicho, 1h 38´54", nada del otro mundo, pero por ahora me vale ... por ahora

viernes, 11 de marzo de 2011

vacaciones en marzo

en casa, o sea, en Bejes, acelerando el cuerpo de cara a los triatlones que empiezan en mes y medio ... respirando, viendo, los pies sobre la nieve, rutas en bici sin un metro plano (los primeros puertos de la temporada, que ya había mono), alguna carrera por amor al arte y, por supuesto, mi gente

gracias Bejes

miércoles, 2 de marzo de 2011

vacaciones en febrero

en Córdoba, con mis primos y con necesidad de entrenar yaen plan serio de cara a Lisboa ... resumiendo: viajesy magníficos ratos aparte (que me hacen pensar que llevo 2 semanas de vacaciones y no sólo 5 días) ¡me encuentro del carajo!, con mención especial para el último sprint en el repecho del circuito de Almodóvar, los 4 bufidos que solté al llegar arriba y la sensación inmediata de que me acabaran de dar cuerda para correr 3 días. Mañana transición en Madrid, que es el último día de vacaciones de Javier Mendoza, y el jueves camino de Bejes con mi bici en el maletero ... a seguirla liando

lunes, 14 de febrero de 2011

la altura

Tenía que probarme, como hago siempre, y esta vez salió cruz; los últimos años me estaba acostumbrando demasiado a salirme siempre con la mía. Este fin de semana no he corrido, ni nadado, ni he cogido la bici ... me he lanzado a enfrentarme a mi miedo a la altura con un curso de escalada deportiva, y he disfrutado de todo lo que he hecho más de lo que seguramente parece, he encontrado gente fantástica y he aprendido un puñao de cosas útiles hasta para desenvolverme cuando voy pateando por el monte; adrenalina, buscarte un poco la vida en la pared ... es la caña, en serio, se lo recomiendo a todo el mundo, pero yo me encontré con mi miedo. He podido superar algunas cosas, pero también me he topado hoy con un límite, con el bloqueo de mi cuerpo cuando tengo que confiar más en mis pies y depender menos de mis manos, y el problema está en que bloquearte por miedo y escalar no son dos cosas que se lleven muy bien y ahí sí que la puedes liar. No diré que no vaya a volver a escalar, odiaría bajar los brazos a la primera, pero me va a tocar lucharlo muchísimo.

Con calma. Ya iré viendo