jueves, 7 de febrero de 2013

des-

Ni siquiera cerró la puerta del espacio que ya le habían robado

Una idea antes, había guardado aire en una maleta dejando espacio libre para cualquier cosa que pudiera imaginar. Su pequeño infinito era todo lo que necesitaba y que nadie le podría quitar.

Una después, dejó en el buzón del banco un sobre con su nombre en el remite. Como dirección: cualquier parte donde les deba menos de un vaso de agua.

Cogió un taxi, le entregó al conductor las monedas que aún había en su bolsillo, cerró los ojos y pidió que le llevara "hasta donde llegue ese dinero, fuera de la ciudad, sin que me diga dónde"