lunes, 29 de abril de 2013

esto es lo que hay

... lo que hay es que a mi estómago no le gusta nada correr larga distancia, así que ando con él a la gresca.

Ayer, como suele ocurrirme, se me cruzó allá por el km 15 de la maratón de Madrid y ya empezamos con lo de siempre ... pero esto ya no vale de excusa de nada, si es habitual tengo que asumir que son las condiciones de mi cuerpo para correr y contar con ellas de salida.

Aunque no soy nada friki de tiempos, sí tenía como referencia la idea de correr en 3h 30´ pero no lo conseguí, me cayeron 3h 47´, así que a seguir entrenando, que a día de hoy es para lo que me da la forma, y que esto sólo son fuegos de artificio comparado con lo que tengo por delante en los próximos meses ... ya tendré tiempo de reírme de "correr con dolor de barriga".

Aparte de eso, la verdad es que me lo conseguí pasar bien y acabé contento porque el entrenamiento va por donde debe. Por fin he conseguido sentir que la distancia de la maratón la domino, que pongo el ritmo más fuerte que me puedo permitir y lo aguanto hasta meta; para qué tiempo da eso es lo que menos me preocupa estando en abril, el reto de este año está fuera de lo que puede contar un reloj (más allá de los fuera de control); es un reto de fuerza, y en eso ayer mis piernas respondieron como no suelen hacerlo en esta distancia.

A más de uno se le pasará por la cabeza la pregunta de por qué no me retiro cuando me pasan estas cosas. Fácil: no lo hago nunca, sólo me he tenido que retirar en una carrera y fue hace 2 años por una hipotermia que me impidió seguirme moviendo (sí, Ecotrimad, eso va por ti ... y queda sólo mes y pico para que cobre mi venganza, avisado quedas). Claro que es algo que se te cruza por la cabeza, el "¿y para qué seguir?", y ahí el orgullo, el recuerdo de cada entrenamiento y las ganas de continua superación acuden en tropel para callar la respuesta, no hace falta oírla, hace falta algo más serio para que yo me pare, y si no a qué carajo voy a ir yo a Embrun.

Pero aparte de eso, ayer no era ésa la única razón para no parar. Había otra más fuerte, mi respeto para cada corredor y para cada espectador de Boston. Por la mala suerte de cruzarse con el infinito de la estupidez humana mucha gente no podrá volver a correr ni con dolores ni sin ellos, ni sobrados ni dejándose el alma, ni con risas, ni apretando los dientes, ni haciendo algo tan inocente como divertirse e intentar sentirse bien; no podrán seguir disfrutando de este deporte ni de muchos otros como les gustaría hacerlo.



Seguiré corriendo con lo que encuentre dentro de mí, marcando muescas como la de ayer que sólo era el inicio de una temporada que quiero devorar.

Próxima parada: 18 de mayo: Triatlón de Bilbao ... seguiremos informando. Mientras, a seguir a bloque, no tengo tiempo para andarme con cuidado.

martes, 23 de abril de 2013

de alguna parte

desacompasando sueños con ganas de gritar y tensar la piel

hambre

jugando sin tregua a no tener cuidado porque hace meses que el tiempo para eso quedó prohibido

no hay alas. No hay motores, ni prestan segundos de descanso a la vuelta de la madrugada siguiente ... otra de ésas que se alargan por la sed de letras en diferido

relax inquieto

tensión pausada y rabia sujeta con sangre fría. Sin cadenas de calma. Apostando con mi ego, adivinando incógnitas que no hay que resolver para no poner reglas


aire para ideas desordenadas sobre notas de caos en cuartilla, iluminadas, insomnes en papeles esparcidos bajo pasos de baile