domingo, 24 de julio de 2011

hasta aquí

parece que hasta el neopreno, la bici y las zapatillas tienen aire cansado y una enorme sonrisa porque la última línea de meta ya ha quedado a mi espalda

ha sido un día duro, más que por el recorrido (un medio ironman ya lo es por definición) por las condiciones en que he llegado de cansancio mental; ayer recuperé lo que pude, bajando mi nivel de actividad al máximo, gastando lo mínino, aletargado y concentrándome en salvar la prueba de hoy, el final de mi temporada planeada a destajo, exagerada, como si fuera una única carrera de fondo de 900 km en tres meses por etapas

hoy no era el día para hacer buenos tiempos ni sacar ases de la manga que a estas alturas no me quedan; tampoco tenía más comodines, sólo la fuerza mental justa para ponerme una vez más en marcha y dosificar la energía que hoy llevaba encima (no mucha) para la última etapa que había que disfrutar ; y lo hice, Vitoria es un circuito francamente bonito y para mi gusto bien preparado (y eso que en la natación tengo que haber tardado la tira por todas las veces que me he desorientado con tanto giro y tanta boya), algo que ayuda bastante cuando corres con la reserva

y después de todo, camino del vestuario, de la merecida ducha, han aparecido en mi mente imágenes de todas las carreras, de Lisboa (el primer tri del año), del Ecotrimad (y la tormenta que me causó la hipotermia), de la sorpresa de la maratón de montaña de El Soplao, de la cicloturista del mismo lugar, del pico de forma de Zarautz (el día de mi vida en que mejor me he encontrado deportivamente), de la fatiga de la Quebranta, y de la recuperación hasta donde pudiera para seguir disfrutando hoy con lo que aún me quedara dentro ... no he podido evitar que se me llenaran los ojos de lágrimas ante tanto recuerdo y tanto entrenamiento para salirme con la mía en el reto que me planteé cuando elegí las pruebas que haría este año

ahora toca descansar (entre comillas, ya me conocéis) y seguir haciendo lo que me gusta, sólo que sin exigirme a este nivel ... eso y reírme un poco de mí mismo, ¿seré animal?

continuaré por aquí, claro, pero contando otras cosas ... de momento, gracias a cada kilómetro, esto ha sido increíble

sábado, 23 de julio de 2011

¿desconectado?

La verdad, no sé cómo me siento. Sucede que la carga de curro que tengo siempre el mes de julio me tiene ya frito, queda poco para terminar, pero también supone que llevamos mucha tralla encima.

Hasta ahí ninguna novedad, es julio y ya me lo conozco, sólo que otros años no tenía a estas alturas un triatlón como el del domingo en Vitoria. En el último mes he conseguido recuperar la paliza física de tanta carrera en mayo y junio, pero ahora mismo estoy mentalmente muy cansado, y ni siquiera he sido demasiado consciente esta semana de lo que tengo delante en 2 días, no podía concentrarme en ello con tanto papel y numerito delante el día entero, y ahora tengo que preparar una mochila, el material para la carrera y pensar en descansar para el domingo. Lo que pase entonces es una incógnita, dependerá mucho de que consiga enchufar la cabeza antes de lanzarme al agua, sin chispa mental es difícil que consiga sacar la fuerza que me va a hacer falta (un estado de forma no es sólo físico), y entre eso y que la rabia me lleve a afilar los colmillos y correr a toda caña cabe un mundo de posibilidades.

Pues nada, que en un par de días apareceré de nuevo por aquí para contar cuánto he disfrutado en mi último medio ironman del año ... mientras tanto: intriga, que tiene más gracia

martes, 12 de julio de 2011

el reverso inesperado

Me encanta decir aquello de "no dejo de sorprenderme".

Cuando escribí la anterior entrada de este blog me estaba preparando para unas semanas duras de entrenamiento para evitar fatigas y sacarme algo de la manga con lo que hacer el tri de Vitoria en condiciones aceptables. Sin embargo, una semana después de ese fin de semana de calor seco en Madrid me he encontrado un regalo con el que no contaba.

La ventaja de tener una casa tan grande como la que ya os he mencionado en alguna ocasión, es que puedes elegir a qué altitud entrenar, combinar distintas condiciones climatológicas, sonidos, atrezzo ... y todo sin salir siquiera del patio. Ayer domingo, en medio del fin de semana de celebración de los cumpleaños de dos amigas geniales, el verano en los Picos montó un día muy húmedo de niebla, llovizna y unos 20 grados a las 3, y no me pude resistir a ponerme las zapatillas y salir a "dar una vuelta" al ritmo que mis piernas quisieran ... el objetivo: calzarme una media maratón por amor al arte para abrir el apetito (y si cae algún kilometrillo más tampoco le vamos a decir que no). Con esa idea salí del albergue, camino de la curva de la bolera donde siempre empiezo a correr esos primeros 5 km con pendiente media superior al 10%; un rato largo después estaba en los 1.100m de altitud del Salto de la Cabra pensando en que no parecía que tuviera ni rastro de fatiga, que estaba corriendo como si llevara piernas nuevas; desde ahí empieza el llano que te lleva al Hayedo de la Llama, y luego al de Valdediezma, y en medio de la belleza del simple hecho de correr por esos bosques (un lujo para un madrileño que entre semana sólo puede ver asfalto recalentado), parecía que hubiera cambiado mis zapatillas por patines, y que me deslizara cada vez más rápido. ¿De verdad eran las mismas piernas que las de las últimas semanas? ¿las mismas que 15 días antes hicieron ese recorrido andando (muy fuerte, pero andando, que no estaban para sobreesfuerzos)? Lo eran, desde luego, y lo que ha mediado en la transformación ha sido el acierto de encontrar el ritmo de recuperación activa exacto ... o me ha encontrado el ritmo a mí, tampoco me queda muy claro.

De cualquier forma, entre los veintitantos kilómetros andando de finales de junio con calor, tirándome agua sobre la cabeza con una botella de plástico, y los mismos de ayer, corriendo, con las nubes bailando a lo suyo sólo hay el canto de una moneda a la que he dado la vuelta mucho antes de lo que imaginaba ... así que me voy a permitir un cambio de discurso: ¿en 2 semanas toca Vitoria? ... ¡habrá que liarla!

domingo, 3 de julio de 2011

la última línea

Miro el listado que tengo ahí colgado de objetivos 2011 y sólo me falta el Triatlón de Vitoria, ese epílogo que me inventé por orgullo personal, por la rabia que me dio la hipotermia del Ecotrimad. Sólo es una línea de una larga temporada, pero va a ser cualquier cosa menos fácil. Arrastro mucho desgaste, llegué fatigado a la QH y de ahí ya he salido, pero tampoco soy sobrehumano y mi cuerpo ya lleva una buena encima, así que a estas alturas recupero mucho más lento después de cada entrenamiento y tengo que medir al milímetro cada esfuerzo que hago porque tendría más que perder por un exceso que por quedarme corto.

Mi único objetivo para Vitoria es llegar medianamente fresco para disfrutar, me da igual el tiempo que haga, sólo me estoy preparando para eliminar fatiga y tener allí recursos para divertirme. Me he olvidado de doblar entrenamientos, de hacer más de un deporte algún día, bastante tengo con colocarme descalzo sobre el alambre y fijar la mirada en un punto perdido en algún lugar al que para llegar he de conseguir una locura: eliminar cansancio haciendo esfuerzo, descansar cansándome lo justo, provocarme como hoy corriendo una hora con todo el calor de las 3 de la tarde y conseguir, además de una sudada del carajo, quitarme la carga de piernas que me quedó del recorrido en bici de ayer.

Hoy me he salido con la mía, ya veremos qué pasa en las próximas 3 semanas y si consigo entre tanto no caer en que el alambre que hay bajo mis pies no está sujeto a ninguna parte. Sólo está suspendido confiando en que mi cuerpo sabe cómo se llega a la última línea.